sábado

Siempre quise saltar, despegar los pies entre cintas de colores. Caminar mientras a lo lejos se escuchaban gritos, llantos de alegría. Quise sentir, de manera cotidiana, ese olor pegajoso de la marihuana y la cerveza y esconderme a diario tras los árboles para no encontrar la salida. En cambio, lo único que tengo hoy, es en mi mano un vaso transparente, y dentro de él, una piscola caliente.

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