Hoy 30 de enero me despido.
Lo hago porque es justo y necesario (increíblemente necesario y muy poco justo para ser más exacta) y lo notifico porque en el fondo ruego que actúes en rebeldía.
La despedida, con carácter de irrevocable, se manifestará en el hecho de que caerá el No más grande del cielo, un No que volará con alas propias y que se apoderará de a poco de la ciudad.
Se borrarán las canciones con acento extranjero del repertorio musical y lentamente todo volverá a ser made in Chile.
Desaparecerá el rojo y todo nuevamente se completará de azul y de verde agua.
Se obviará el mismo camino y se tomarán vías alternativas, las que en una misión bien planificada, ayudarán a descontaminar la ciudad; con ayuda de miles de escobillas que borrarán de las paredes tu rostro y litros de cloro que quitarán los colores en la mirada de las personas.
La carta no es certificada, no es necesario.
La brisa del mar se encargará de notificarte el lugar de salida.
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