martes

Guion Lalala

Guion que hice para mi curso, sin correcciones.. claro.

Leanlo.. si tienen ganas xD.. Aunque es un poco largo, pero parece que esta bueno

Nueve y media y aún no llegaba nadie. Más que esperado. Lo normal era llegar media hora, una hora, hora y media después. Mientras más tiempo pasará, más gente te vería llegar. Así funciona la mente de mis compañeros de curso. Es por eso que no me cabían dudas respecto a que recién a las diez o quizás a las diez y media llegarían. Mis padres estaban lejos así que no importaba, no tendríamos que escuchar la voz de mi madre preguntando si estábamos bien cada media hora o las advertencias de mi padre al decirnos que hacíamos mucho ruido.

Mientras me ponía unos aros, comenzó a sonar mi celular. Contesté sin fijarme en quien era y escuche la voz del Pablo llegando a mis oídos.

- Alo Natalia. Soy el Pablo. Estoy cerca de tu casa con algunos, y queríamos saber si necesitabas algo.. Si querías que compráramos alguna cosa en especial

- Ehm.. No. No te preocupes. Yo tengo acá de todo..

- ¿De todo?, preguntó

- Si. De todo. Nos vemos. Chao

Le corté antes de que preguntara nuevamente. La idea no era que trajeran cosas para tomar. Si no, la casa quedaría terrible y mis papás volverían al día siguiente. Estaba comenzando a cuestionarme si había sido buena idea proponer mi casa como el lugar para la fiesta. Terminé de arreglarme con calma. Ordené un poco los cojines que estaban sobre mi cama y baje a la cocina para sacar algunos vasos y ver que cosas usaríamos. La Sofía aún no llegaba y estaba comenzando a molestarme. Habíamos quedado en que ella estaría en mi casa alrededor de las nueve para ayudarme a ordenar o para no estar sola cuando llegaran los demás.

Al fin sonó el timbre. Tomé las llaves que estaban sobre la mesa del comedor y camine con calma hacia la puerta. Al abrir encontré a la Karina esperando junto a su papá. Tenía en sus manos una bebida y esperaba con rostro ansioso. Su padre, un tanto molesto según noté, me dijo:

- Acá está la Karina. Tengan cuidado, dijo con todo de advertencia

Luego miró a su hija y le tomo el brazo. Ella, un poco avergonzada, se soltó de su padre y se ubico a mi lado. Luego tras pensarlo unos segundos, se dirigió a su papá

- Ya papá. Gracias por traerme. Nos vemos

- Karina, escucha. Cualquier cosa me llamas. Ya sabes que te vengo a buscar a la hora que sea

- Ok. Puedes irte papá

Se despidió haciendo un gesto con la mano y me apuró para que entráramos a la casa. Cerró la puerta y sonrío.

- Menos mal. No sabes lo que me costo convencerlo de que me dejara venir.

- Me imagino, le contesté riéndome. Tu papá es un tanto exagerado

- Mi papá está loco, me corrigió dejando la bebida sobre la mesa.

Algo en ella había cambiado. No era mi amiga si no que por el contrario éramos muy lejanas. Pero aun así, me fije en como su seguridad era un poco más fuerte y como hablaba levantando un poco más el volumen de la voz. Miraba hacía al frente y no hacía el suelo. Quizás también sentía que estaba diferente porque no la veía oculta bajo un montón de ropa gris o acompañada de las trenzas tan características que usaba todos los días en el colegio.

- ¿Quieres algo mientras los demás llegan?, le pregunté

- No. No gracias, respondió. ¿Te ayudo?

- No. Si ya esta todo bien, siéntate no más y esperemos a que lleguen los otros.

Mientras la Karina miraba todo desde el sillón con ojos ávidos de conocer lo que la rodeaba y yo buscaba unos cd´s, sonó nuevamente el timbre.

- ¿Puedes abrir tú?, le pedí

- Claro

Fue rápidamente hacía la puerta. La estaba mirando de reojo, en realidad quería que se sintiera un poco más en confianza y pudiera ser un poco más abierta con los demás que llegaban.

- Hola Karina, gritó el Pablo desde la puerta. ¿Te dejaron salir del claustro por un rato?, le preguntó sin piedad

- Si. Parece, respondió ella bajando la cabeza y mirando hacía el suelo.

- Y Bien.. ¿Dónde está la dueña de casa?, preguntó el Pablo nuevamente hablando muy fuerte

Se dirigió a mi y me abrazo con fuerza. Tras él, con dos bolsas cada uno estaban la Paloma y el Felipe. Ambos, generalmente juntos, solían hacer todo lo que el Pablo dijera.

- Trajimos unas cosas, dijo maliciosamente. ¿Está bien supongo?

- Depende, respondí mirando con recelo las bolsas.

- Sólo cosas para tomar Marcela. No te preocupes amiga

Luego se sentó al lado de la Karina y se dirigió a ella

- Que bueno que estés acá. No le diremos a tu papá nada de lo que pase en esta junta, así que puedes soltarte las trenzas, le comento mientras le tocaba el pelo y notaba que no lo tenía amarrado

Ella no dijo nada y mantuvo silencio. Estaba incómoda y pude notarlo con facilidad. Me dirigí a su lado y me senté junto a ella. Intente alejarla un poco de los comentarios un tanto imbeciles del Pablo que siempre eran muy molestos.

- Ya. Nosotras vamos a sentarnos acá y ustedes van a servirnos bebida.

El Pablo se río y se fue a la cocina con sus amigos. En ese momento, sonó nuevamente el timbre. Me levante y fui a abrir, esperando que por fin fuera la Sofía.

Pero no era así. Esperando en mi puerta y tomados de la mano, la nueva pareja del curso y comentario infaltable de toda la semana. La Rocío me miraba con una sonrisa inmensa y falsa en el rostro, en cambio el Andrés prefirió solo pronunciar un frío hola.

- Pasen. Están en su casa, les dije indicándoles que entraran con la misma falsedad con que la Rocío me miraba.

Ella con una actitud un tanto desafiante y con la misma seguridad que note que tenía desde el primer momento en que la vi, se paseó por todo el living de mi casa saludando a cada uno de los que habían llegado. En cambio, el Andrés siempre más tímido solo dijo un “hola” general y se sentó en el suelo. Venía con el pelo un poco más desordenado que cuando estábamos en el colegio y con los pantalones que tanto me gustaban. Intente no mirarlo mucho y tras decirles que se acomodarán, me fui hacia la cocina.

- Pablo, ¿aún acá?

- Si. Es que estaba probando algunas cosas. Nada más, dijo riéndose

- Ten cuidado, ¿ya?. Y te voy a decir una sola vez, no molestes a la Karina que con mucha suerte la dejaron venir

- Si sé Marcela. Es solo para que la Karinita se suelte un poco y se sienta más en confianza

- No la ayudas mucho, dije mientras tomaba un poco de bebida con tono de reproche

El Pablo llevó las botellas al living y yo lo ayude. Estaban todos los que habíamos invitado, excepto la Sofía que como siempre estaba atrasada. Ya eran alrededor de las once y no había llegado.

- ¿Y la Sofía?, preguntó la Rocío dirigiéndose a mi y asegurándose de que yo notara de que tenía tomada la mano del Andrés.

- ¿La ves acá?, le respondí

- La Sofía no ha llegado aún, dijo la Karina

- ¿Y esta niñita hablaba?, preguntó la Rocío

- Si. Hablo, replicó la Karina. Hablo y cosas mucho más inteligentes que tú

No pude evitar lanzar una carcajada al aire. La cara de la Rocío sólo demostraba perplejidad y ni siquiera fue capaz de responder alguna pesadez. En ese momento sonó el timbre

- La Sofía, gritó el Pablo y fue corriendo hasta la puerta.

Ella llegó con el pelo totalmente liso y con un bolso en su espalda. Estaba arreglada por completo y sonreía. Después de un abrazo que le dio al Pablo, me llamo.

- Lo siento por demorarme. Se me paso la hora

- Claro, le dije un tanto enojada

- Es verdad Marcela. Además no creo que haya pasado nada muy malo sin mi

- La Rocío esta a punto de matar a la Karina, que no se que cosa le habrá puesto el Pablo a las bebidas, pero hablo y la mando a la cresta

- Wow. Me he perdido de mucho entonces. ¿Vino el Andrés?, preguntó susurrándome al oído

- Si. Está ahí con esa perra, le respondí enojada. No se para que la invitaste

- Jajajaja. ¿Crees acaso que el Andrés está muy cómodo?. Depende de cómo actúe hoy veremos que onda po Marcela. No puedes ser tan pava!

- Ya.. espero resulte de algo. Mira que esa estúpida esta contaminando todo el aire de mi casa con su mala onda.

La Sofía me tomo del brazo. Sentí el olor a durazno que la rodeaba y la textura del chaleco que tenía puesto. Ambas caminamos hasta el living en donde ella, con su típica manera de ser saludo a todos abrazando a cada uno y luego se sentó al lado de la Karina.

Al final estaban todos. El Pablo, con su pelo desordenado y su ropa suelta. Los pantalones bien abajo y los cordones desatados. Su poleron café, a pesar de todo, no era tan feo como otros que tantas veces le había visto que usará. A su lado, la Paloma. Una especie de versión femenina del Pablo. Mordía un chicle sin parar y estaba muy pegada a su lado, quizás evitando que el Pablo, saliera corriendo tras la Sofía como siempre lo hacía. Luego el Felipe, siempre silencioso y mirando hacia el techo. Parecía volaó al igual que todas las mañanas cuando llegaba al colegio, con los ojos rojos y con el rostro completamente pálido. En el otro sillón, la Rocío y el Andrés. Ella hablando como siempre y criticando todo lo que veía y lo que no le agradaba. Él, silencioso y mirándome de vez en cuando. Sentí que estaba avergonzado y que no estaba cómodo, tal como lo había dicho la Sofía. Mi amiga, que tenía la capacidad de hacer hablar a un muerto hablaba con la Karina, que después de su comentario hacía la antipatía hecha mujer, había logrado sacar la voz.

Sólo el Pablo quebró las conversaciones de a dos, para intentar unirnos como grupo. Se puso se pie y nos habló a todos entusiasmado.

- Tengo un juego, comentó riéndose

- ¿Cuál juego?, pregunté sin saber que pasaba por la mente de él

- Uno muy entretenido.. Espérenme voy a ir a buscar mi mochila y vengo

Todos lo esperamos intentando imaginar que cosa inesperada podría tener el Pablo en su mochila. Según la Sofía, solo podía ser más copete. Según yo no era eso, pero tampoco sabía exactamente que era, así que decidí esperar a que el trajera el famoso juego y así todos lo averiguáramos.

Llegó sonriendo y un poco mareado. Tría la mochila entre sus brazos y luego se sentó en el medio del living, mirándonos a todos y recibiendo rostros expectantes que esperaban que nos contara que tenía en mente

- Todos tienen que jugar eso si. Si uno no juega, no juega ninguno.

- Dinos cual juego es antes eso si, dijo el Andrés hablando por primera vez en toda la noche

- No. No se puede. Antes todos tienen que prometer que jugaran. Sólo así se los puedo mostrar…

- Quizás que cosa tienes ahí, no estoy segura. Mejor no juego, dije

- Nooo. Tonta, no es nada malo, respondió el Pablo mientras me dedicaba una sonrisa de confianza

Nos miró a todos entretenido. Luego comenzó a abrir el cierre de la mochila, pero se detuvo y lanzó una carcajada.

- ¿Van a jugar o no?

- No se, dije

- Yo si, dijo la Karina rápidamente

La miré con extrañeza y pensé que quizás era mejor que ella no hubiera venido.

- ¿No ves Marcela?. Hasta la Karina va a jugar.. los demás también, ¿o no?

- Yo si, dijo la Rocío no queriendo ser menos que la tímida del grupo

- Yo también, acepto la Sofía

- Nosotros también, dijeron la Paloma y el Felipe mientras repartían cigarros a los demás

- Tengan cuidado con la alfombra, les advertí

- ¿ Y tú Andrés?. Tampoco vas a jugar sólo porque tu ex polola lo dice, preguntó el Pablo

Andrés se congelo y no dijo nada. Yo también sentí que me subía toda la sangre a la cabeza y que me ponía completamente roja.

- Bueno, yo también voy a jugar, dije

- El Andrés entonces es el único que falta, dijo la Karina

- Si. Voy a jugar, respondió el con la voz un tanto apagada y avergonzado aun

Sólo entonces el Pablo abrió el cierre por completo y sacó de la mochila una bolsa de papel. La miré con un poco de miedo. Sentía que este tipo medio borracho y bastante loco nos traería sólo problemas.

- Esto se llama “La ruleta rusa”, dijo riendo y mostrándonos lo que había dentro de la bolsa de papel.

Una pistola, en las manos del Pablo. Una pistola recibiendo las miradas de todos. Una pistola el juego y una pistola mi mayor miedo.

- Estas loco, le dije asustada y levantándome del sillón en que estaba

- No Marcela, ya no hay vuelta atrás. Dijiste que ibas a jugar y juegas, gritó el Pablo con un rostro enfurecido y poniéndose de pie. Me tomo el brazo con fuerza y me obligo a que me sentara.

Estaba borracho y fuera de control. La Karina tenía una cara que solo denotaba unas ansias por hacer algo diferente y al parecer la idea no la molestaba tanto como a mi. En cambio, el Andrés se dirigió hacia mi con preocupación. Su mirada debía ser igual o parecida a la mía. Tenía miedo y eso estaba claro. Aunque me hizo un gesto para que me calmara y yo le hice caso. A la Paloma y al Felipe la pistola no les había sorprendido y seguramente era algo que se les había ocurrido a todos juntos mientras pensaban que locura hacer esta vez. La Sofía había quedado perpleja.

- No Pablo. Esto es demasiado loco y no vamos a jugar, dijo acercándose a él y tratando de calmarlo y acariciándole una de las mejillas. Pásame la pistola, yo la voy a dejar en otro lado y seguiremos pasándolo bien y nadie se acordara de esto. ¿Cierto?, nos preguntó buscando ayuda entre los demás

- Si. Claro que si, dijo la Rocío que se había aferrado al brazo del Andrés y que miraba como podía salir de mi casa rápidamente. Tenía su bolso en las manos y se movía inquieta en el sillón.

- Si. Pásale la pistola a la Sofía, y nadie dirá nada de esto Pablo, le dije mirándolo a los ojos

- No. No. Gente mentirosa y asustadiza, gritó soltándose de la Sofía y girando lentamente en círculos.

Comenzó a dar vueltas lentamente con la pistola entre sus manos y apuntándonos a cada uno con ella. Estaba agitado y la respiración en él era tan fuerte que hasta yo podía escucharla

- Se mueven y le disparo a cualquiera, ¿Ok?, preguntó con desesperación. Siéntense alrededor mío ahora, ordenó.

Todos nos movimos con miedo y precaución. Yo por mi parte me ubique entre la Karina y entre el Andrés, que apenas me senté a su lado tomo tímidamente mi mano sin que la Rocío lo notara. Frente a mi estaba el Felipe, la Paloma y la Sofía que me miraba con desesperación y terror. Seguramente estaba pensando como calmarlo, pero no encontraba la manera. Algo que estaba totalmente fuera de su forma de ser, que sucediera algo y ella no supiera como controlarlo le desesperaba por completo.

- Piensen que sólo uno no terminará vivo. No todos como sucederá si es que intentan hacerme algo, así que relájense y piensen un número del 1 al 7 rápido, comentó con suavidad y dirigiéndose a la Karina que pensaba un número de la misma forma en que intentaba hacer un ejercicio de matemáticas.

Se sentó entre el Felipe y la Paloma. Cuidándose de tener su espalda contra la pared y de que nadie lo mirará demasiado.

- No me mires Rocío, no me mires, decía riéndose en la cara de ella que estaba pálida. Bueno. Ya les di tiempo suficiente. ¿No creen?.

Saco de su zapato un papel y lo mostró a todos, levantándolo en el aire y respirando muy fuerte.

- Acá, dijo con voz grave, escribí antes de venir un número que sólo yo sé. El que adivine el número podrá elegir quien comienza el juego. ¿Divertido o no?

Nos miró y tras pensarlo le hablo a la Karina, que estaba aun pensando que número elegiría.

- ¿Número?

- No se. Aún no lo elijo, dijo nerviosa

- Rápido, gritó

- Tres

- ¿Número?, se dirigió a mi

- Siete, dije sin pensarlo y solo imaginando que la fecha de mi cumpleaños sería la que me salvaría por un momento

- ¿Número?, preguntó al Andrés

- Cuatro, dijo rápidamente y con seguridad apretándome con más fuerza la mano

- ¿Número?, preguntó lanzándole un beso a la Sofía y dirigiéndose a ella con suavidad

- No sé Pablo. No sé. Mejor dejamos esto hasta acá y es mejor para todos

- Di un número Sofía, mira que no porque me gustes te voy a dejar afuera de esto. Si no que al contrario, me encanta verte nerviosa

- No te voy a decir un número, gritó ella

El Pablo se puso de pie y se dirigió a ella, la abrazo por detrás y le puso la pistola en la cabeza

- ¿Número mi querida Sofía?

- Dos, dijo ella mientras unas lágrimas le caían por las mejillas

- Bueno. Van quedando menos, sólo el Felipe, la Palomita y la amiga Rocío, siempre tan agradable. Claramente la dejaremos de última, para que aprenda alguna vez a no ser la primera, ¿o no Palomita?

- Jajajaja. Claro que si. Así la niña cuica aprende a que no siempre le haremos caso en todo

- ¿Número Palomita?

- Cinco, dijo ella riéndose aún en la cara de la Rocío que estaba enfurecida

- ¿Y tú Felipe?

- Seis, respondió mientras aspiraba el humo de un cigarro

Volvió a sentarse en su puesto y luego, miró hacía todos lados. Tomó un poco de lo que tenía en su vaso y encendió un cigarro.

- ¿Y tú Rocío, que número eliges?

- El único que queda po` weon. El uno, dijo con rabia

- Jajajajaja. Esta enojada la niña, que miedo

El Felipe y la Paloma parecían disfrutar del momento. Era fácil de entender, la Rocío siempre los había encontrado inferiores y se los recordaba cada vez que podía. Ahora ellos cobraban venganza, y al no estar completamente sobrios, no se controlaban.

- ¿Qué les parece si vemos el papel?, nos interrogó con curiosidad. ¿Quieren?

- Si queremos, dijeron la Paloma y el Felipe en conjunto y divirtiéndose al máximo

Al Andrés me apretó la mano con fuerza y me sentí un poco más tranquila. La Karina, un tanto fascinada y un tanto asustada, mostraba unos ojos expectantes detrás de sus lentes. La Sofía estaba destrozada. Todo se le había escapado de las manos y en ese momento sólo atinaba a morderse las uñas.

El Pablo tomó el papel y lo abrió con lentitud, mientras la Paloma y el Felipe aplaudían y gritaban: Se va a morir la Rocío, se va a morir la Rocío!. Cuando al fin lo mostró a todos, pude ver un inmenso cuatro, y sentí como la mano del Andrés se alejaba de la mía en menos de un segundo.

- Y bueno Andrés, ¿quién comienza?, preguntó la Paloma tomando un poco el control de las cosas

El Andrés se quedo en silencio y mirando sus zapatos. Estaba colapsando y todos lo pudimos ver. El Pablo esperando su respuesta comenzó a decir

- Supongo que a la Marcelita no la vas a elegir, si aún la quieres no creas que no lo notamos. ¿Porqué no eliges a la Rocío y te la sacas por fin de encima?

- Cállate weon, dijo el Andrés

- Jajajaja. Si sabes que es verdad, dijo la Paloma. Reconócelo que esta puede ser tú última noche

Dejo de mirar el suelo y comenzó a decir con pesadumbre

- Ya elegí. Si. Estoy seguro, quiero comenzar yo

- No, grité con desesperación

- Si, comienzo yo y se acabo, me dijo

- Bueno.. bueno. Si así lo quieres, vamos hacía la derecha avanzando, dijo la Paloma mientras le pasaba la pistola al Andrés

Todos estábamos en silencio, excepto el Pablo que tarareaba “la hora de decir adiós” y se mofaba de la situación. La Rocío estaba impresionada y se había quedado sin palabras. Solo fumaba con el rostro perdido y tomada de la mano del Andrés

Yo no sabía que hacer, si abrazarlo o quedarme así perdida. Él en cambio, antes de tomar la pistola se acercó a mi lado, me tomó las manos y me abrazo sin pensarlo dos veces. No vaciló al ver la sorpresa de la Rocío y al contrario, me susurró un “te quiero”. Luego se alejo de mi y tomó la pistola.

- Bueno. Vamos, dijo cerrando los ojos y poniéndosela en la sien.

Se aferró con la otra mano a mis dedos y apretó el gatillo. Sentí que me quedaba sin respiración y que se me acababa el mundo, pero no paso nada. Él abrió los ojos y respiró con fuerza. Luego puso la pistola en el centro del círculo y me dijo

- Te dije que no me iba a pasar nada malo, aseguró un poco nervioso aún

Yo sólo pude sonreír. Aunque aún tenía mucho miedo, quedaban algunas personas antes que llegara la pistola a la Sofía.

- Señorita Rocío. Es su turno, dijo el Felipe mirándola fríamente y luego diciéndole a la Paloma. Esperemos que se ella

La Rocío no se inmuto más de lo necesario. Dejó el cigarro en el cenicero más cercano, tomó la pistola y sin decir nada a ninguno de nosotros, apretó el gatillo.

La Paloma, que estaba después de ella, esperaba con ansias poder demostrar que no tenía miedo. Lamentablemente para los deseos del Pablo, lo máximo que le hizo la pistola a la Rocío fue desarmarle un poco el peinado. Ella, sonriente le puso el arma a la Paloma frente a los pies y tomó nuevamente el cigarro. No miró a nadie ni tampoco le dijo algo al Andrés, si no que se quedo en silencio esperando a ver que pasaba.

Ella no se puso nerviosa. Estaba esperando su turno con ansias y tras tomar un largo trago de una mezcla que habían hecho en los vasos, tomó la pistola y sonriendo apretó el gatillo. Nada pasó. La Paloma seguía mordiendo su chicle sin nada que demostrará que segundos antes había tenido una pistola en su cabeza.

Era el turno del Pablo, que con tranquilidad tomó la pistola y cuidadosamente la acaricio por un rato. Comenzó a decirnos con tono entretenido

- Esta pistola amigos me la regalo mi papá. Si. El viejo weon me dijo que como yo pasaba tanto tiempo solo era mejor que tuviera algo con que defenderme. No saben cuantas veces pensé como usar el gran regalo que me había dado mi padre. Si matarlo a él una de las pocas veces que fuera a la casa era la solución, pero me di cuenta de que lo quería. Si, quería al viejo weon. En cambio a ustedes, no los quiero. Excepto a mi Sofía linda que la adoro. ¿No les ha parecido divertido el juego?. Quizás sea yo el que muera y no tendré que rendir cuentas a nadie

- Claro que no, le dije desesperada

- ¿Ah no?, ¿no te diste cuenta acaso de que el Andrés aún te quería a ti?. Que tonta eres Marcelita!

- Eso no tiene nada que ver, respondí

- Tiene todo que ver, me dijo el Pablo sonriendo

Tomó la pistola tranquilamente, nos saco la lengua a todos y apretó el gatillo mientras aguantaba la respiración. Cerró los ojos y cuando notó que nada había pasado, se rió a carcajadas.

- Ni siquiera para matarme sirvió esta wea. Mi papá no sirve para nada.

- ¿Porqué si quieres matarte, no lo haces tu solo?, preguntó la Sofía que se había mantenido en silencio durante todo ese momento

- Por que así es más divertido, ¿o no mi niña?

- No Pablo. Aún es tiempo, olvidemos esto

- Nooo. Aún no es tu tiempo, pero algunos ya lo han hecho. ¿Porqué tú no?

- No quiero

- No me importa, dijo pasándole la pistola al Felipe que también la había estado esperando.

Él se saco el gorro y se arreglo un poco el pelo. Luego sin miedo, apretó el gatillo. En silencio esperé que fuera él, si él. Pero no, no paso nada y me estaba comenzando a asustar aún más. El Andrés ya se había alejado por completo de la Rocío y me abrazaba. Cada vez que alguien apretaba el gatillo, él me tapaba los oídos y yo los ojos.

Cuando el Andrés sacó las manos de mis oídos y yo destape mis ojos, vi como el Felipe me sonreía y estaba de lo mejor, con su gorro puesto y fumando un cigarro.

La Sofía, tiritando tomó la pistola entre sus manos y me miró con dolor. Me iba a parar a abrazarla, pero el Pablo me detuvo.

- Quédate ahí. Ahora, gritó

- Cálmate, le respondió el Andrés

- Que se quede ahí. Si. Vamos Sofía, tu turno, dijo la Paloma con odio

- No quiero hacerlo. No quiero Pablo.

Él le quito la pistola de sus manos y se acercó a ella. Se ubico a su lado y después de besarla en la mejilla le dijo

- Te dejaría no hacerlo, podría hasta pensarlo. Pero.. resulta que no eres nada mío, como tantas veces lo repetiste, ¿no?. Hazlo ahora o lo hago por ti

- No lo voy a hacer, respondió mi amiga

- Entonces lo hago yo, respondió el Pablo afirmándola con fuerza por detrás y poniéndole la pistola en la sien. Ahora cierra los ojos y no te preocupes, que si pasa algo ya vas a estar muerta.

No me podía mover porque el Andrés me tenía afirmada, pero no podía soportarlo. Mi amiga en las manos de un maniático, con los ojos cerrados y a punto de quizás recibir un balazo en la cabeza. Cerré los ojos, realmente esperando no tener que escuchar un balazo.

Después del Andrés me dijo

- Listo, no paso nada.

- Sofía, grité

- Estoy bien, estoy bien, me dijo aún entre los brazos del Pablo que no la soltaba

Sonreí. Estaba feliz hasta que note que hasta ahora la bala no había salido y solo quedaba una persona antes de que fuera mi turno. Decidí no pensar y esperar solamente.

La Karina, sentada y silenciosa, había adoptado una expresión de resignación impresionante. Cuando el Pablo le paso la pistola ella no sólo la tomo con tranquilidad, si no que además tuve la impresión de que realmente estaba esperando que fuera su turno.

- Karina. Querida!, dijo el Pablo dirigiéndose a ella en un tono cariñoso, es tu turno

- Lo sé, respondió ella tomando la pistola entre sus delgadas manos. Se saco los lentes y los puso en mis manos. Tenlos por favor, me dijo.

- Tranquila. Tienes que estar tranquila, le pedí

- Lo estoy, pronunció con convicción.

Aún así sus manos temblaban y su rostro demostraba que estaba asustada. Seguramente pensaba en que su padre había tenido razón, no debía haber venido a mi casa.

Se tomó el pelo en un moño, abrió los ojos y ubicó la pistola en su cabeza. No dijo nada y la apretó. El único sonido que sentí fue el de un auto tocando la bocina fuera de mi casa, aparte de eso nada más.

Sentí que me venía el mundo encima. Nadie había muerto y cada vez eran más las opciones de ser la persona que recibiría la bala. Era mi turno y no estaba tranquila.

Sentí que todos me miraban y que algunos incluso, esperaban que fuera yo la que muriera tal como lo había deseado yo.

La Karina me pasó la pistola con pesar, me dedico una sonrisa y miró hacia otro lado.

Andrés solo me tomó la mano y yo, con nervio y si dejar de sentir que todos me miraban, la puse en mi sien.

No supe exactamente como apreté el gatillo, ni como con sorpresa me di cuenta de que seguía viva. El Andrés me abrazo y yo sólo pude soltar un llanto que tenía aguantado desde que el juego había comenzado.

Cuando vi a los demás, recibí una sonrisa inmensa de la Sofía y de la Karina. La Rocío no me miró y el Pablo me guiño un ojo. La Paloma no se inmuto y el Felipe tampoco, estaba demasiado absorto en su cigarro.

Me extraño la expresión del Pablo, que me sonreía sin parar.

- Que bueno Marcelita, ahora pásale la pistola a tu amorcito, dijo fascinado

- No. Ya todos lo intentamos y creo que es suficiente..

El Pablo se dirigió a mi con la mirada detenida, los ojos le brillaban y parecía a punto de explotar.

- Tengo yo la pistola, así que me da lo mismo, le dije con un poco de miedo

- Pásamela, me pidió mientras se ponía de pie y se acercaba a mi

- No. Ten cuidado, le dijo el Andrés tomando la pistola

- Pásamela ahora Andrés, no me hagas que te la quite, le advirtió

Se acercó rápidamente y le quito la pistola de las manos. La Paloma y el Felipe por fin comenzaron a prestar atención con lo que sucedía y estaban muy pendientes de lo que pasaba.

- Bien. Bien, tienes razón. Todos lo intentaron y aún así, siguen todas las mierdas vivas. Incluso yo, la peor de todas las basuras que están acá en tu casa Marcelita. Lo pensé y creo que la Sofía tenía razón. Si quiero matarme, no tengo porque involucrar a los demás..

Se ubico en el centro del círculo, se puso la pistola en la cabeza y comenzó a contar.

Uno, apretaba el gatillo. Dos, lo volvía a apretar. Nada pasaba y yo comencé a sorprenderme.

La Paloma comenzó a reírse y el Felipe parecía entretenido.

- ¿Acaso están tan locos que no son capaces de ayudar a su amigo?, les grité desesperada y viendo la escena sin poder entender que clase de persona eran

El Pablo siguió unas tres veces más. Pero nada pasó. Extrañado, Andrés se puso de pie y le quito la pistola de las manos.

La abrió y la tiró al suelo.

- Maricón, le gritó al Pablo furioso

- Jajajajaja. ¿Porqué?, respondió él fascinado

- No tiene balas!, nos dijo a todas que estábamos perplejas sentadas en nuestros lugares.

La Sofía se puso de pie y le pego una patada al Pablo, que tirado en el suelo no podía parar de reírse. La Paloma parecía aburrida ya de la broma y jugaba con la pistola. El Felipe en cambio no dejaba de fumar.

- No. ¿Realmente pensaron que estaba tan loco?, nos preguntó a todas que estábamos reventando.

- Weon tonto!. No puedes hacer eso, le grité sintiendo que un peso enorme se había ido.

- Pensé realmente que me iba a morir, dijo la Karina.

- Jajajaja, no podría manchar una alfombra tan linda como está con la sangre de alguno de nosotros po Marcelita, tranquilízate y tomemos un poquito más. Que el juego ya se acabo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

O.O

uy, es que este escrito está muy re-bueno :)
me gustó montones, en serio :o

estaba más metida con la histora xD quería saber quien se hiba a morir xD


bueno, saludos! cuidece y nos estamos leyendo ;D

Anónimo dijo...

Epa!!,Javierita!, de qué estamos hablando, dime. Quién eres, quién eres tú, y esta habilidad?, es tuya?, no puede ser!. Guárdate bien, bajo siete llaves, es todo.

le petite nuage dijo...

jojo me encanta!

y soy tan seca antes de que estuviera listo ya sabía el final ;D jajaja que loco el mundo xD.

hace tiempo que no posteaba! O= no me retes!!! xD pero de verdad siempre visito tu blog ..aunque no lo creas!!

te quiero fro...este post es lo mas berp del mundo ._. lo siento =P
me encanto tu mini historia..que proximamente sera un gran cortometraje!!! jajaja


besos
sigue escribiendo como siempre!!!
y como tantas veces lo he dicho ...eres seca!


byee!

natiisadora dijo...

ctmmmmmmmmm
casi me muero wnnn x.x
esta demasiado bknnnn
mil suspenso