sábado

Detienes el paso, creas la marcha


Martín siempre supo que sería así. Le atemorizaba sacar a relucir ese pensamiento que le rondaba cada vez que la escuchaba hablar. Le daba terror que terminara de esa manera. Sin embargo en el fondo tenía la seguridad de que ya nada podía salvarla de el fin poético que ella quería, o más bien necesitaba, para entregarle sentido a sus pasos.

Martín la conocía, era capaz de atravesarla con la mirada, de sacarle las lágrimas más profundas, de descubrirla.

Pero no podía comprenderla. No lograba entenderla porque ni siquiera ello lo hacía. Quería de mil maneras convertirse en sus pensamientos y conseguir pensar como ella.

Pero no podía.

Martín no podía.

Amanda quería a Martín.

Lo quería como a nadie y más que a nadie.

Amanda quería que Martín supiera como lo quería, pero no podía.

Los no poder y los no querer se mezclan como una sopa de letras en la cabeza de Martín y Amanda, y la sopa se seca con los días. La sopa se termina, la sopa se consume, la sopa se aburre.


"detienes el paso, creas la marcha"



2 comentarios:

Voknahelio dijo...

ahora si puedo comentar!

y me acordé de Martín Rivas y Leonor

Saku dijo...

Es rico volver a leerte. Un beso Froda!