sábado

a g u a


Mariana se acerca al baño con desesperación. Camina con los pies descalzos y con las rodillas machucadas. Con el camisón desabrochado hasta el ombligo y con un reloj cinco minutos atrasados en su mano derecha. Necesito agua, es demasiado urgente. Tengo que mojarme. Tiene unas ojeras inmensas quemando su rostro y una palidez inquieta adornando sus mejillas. No camina erguida, si no que con la espalda encorvada y mirando el suelo, con un peso enorme sobre sus hombres, con los brazos caídos y lacios casi tocando el suelo. Con el pelo sucio, el cuello con unas gotas de sudor y con una mancha roja a la altura de la cintura. Debo limpiar mi piel de todo eso que no debí tocar. Estoy rodeada de súplicas que no debí escuchar y de sangre que no debió secarse en mis manos. Absorta en una imagen que sigue repitiéndose en mi mente. Enciende la luz del baño y mira al techo. Decide apagarla. Le arden los ojos con el brillo de la ampolleta. El suelo está demasiado helado y le duelen los pies. Lamenta haber botado hace unos días la alfombra que cubría el suelo. Un ardor en la garganta la alerta. Agua es lo que más quiero ahora. Pero no la encuentro, no está en mi boca, ni menos en mi garganta. Enciende la luz nuevamente, aunque le duelen los ojos, prefiere que le molesten a que verse envuelta en tal oscuridad. Tiene miedo de mirarse en el espejo, no quiere ver su rostro reflejado. Sabe que no será una buena idea. Habían sido ya tres días. Tres largos días sin abrir los ojos mientras se encontraba recostada sobre su cama, con las sábanas un poco sucias y completamente destapada. Con la ventana abierta, con al viento entrando a la habitación con fuerza. Maldito espejo, no quiero que estés acá. No quiero ver en mi rostro escrita esa palabra, no deseo sentirme más asquerosa aún. Al fin y al cabo, pensaba ella, comprar un departamento en un piso tan alto había valido la pena. Podía desconectarse de todo sin siquiera escuchar el sonido de las micros. Toma el espejo y sin fijarse con detención en él, lo deja cuidadosamente fuera del baño. Luego cierra la puerta con furia. Ahora, si ahora. Si. Ahora claro que puedo sentirme bien. Mira alrededor, absorbe el blanco de las baldosas hasta que lleguen hasta su mente y se tranquiliza. Se saca el camisón sucio y se mete a la ducha. Agua fría, congelada. Eso es lo que quiero. Siente el agua cayendo en su espalda, saltando en sus pies, rozando su abdomen por segundos eternos. Acaricia su rostro mientras el agua baila sobre sus mejillas más pálidas aún. Tengo sed, sigue con sed. Abre la boca. Deja que su garganta sienta el agua helada acumulada. Que sus encías se envuelvan de un líquido sin sabor. No traga el agua. La deja ahí. Disfruta del frío que siente. De lo congelado que esta su cuerpo.

Aún tengo sangre en todas partes, aún la escucho gritar. Aún puedo olerla en mis hombros y en mis hombros. Pone el tapón en la tina y decide recostarse. El agua comienza a acumularse y Mariana se ríe con fuerza. De verdad que yo no quería hacerlo. Créeme que no era mi intención que terminará así. No pensé que me iba a doler tanto. Pero tu lo comenzaste, tu lo buscaste sin saber en que terminaría. El agua comienza a salirse de la tina y a mojar el suelo El camisón sobre el piso ya está empapado y Mariana parece perturbada. Yo no quería, pero tuve que terminar lo que tu habías empezado. Eras tú o yo, ¿no lo crees?. Pero que estupida. Te pregunto cuando ya no puedas ni siquiera opinar. Así una media hora y ella, descansando sobre la tina y con los ojos cerrados decide terminar así. Hasta que la vengan a buscar, o hasta que la encuentren. No quiero escapar de nuevo. No voy a voy a esconderme. Sólo quiero agua, más agua. Tragarla, escucharla, absorberla, tocarla. Y no parece moverse más de lo necesario para no ahogarse en la tina cuando está demasiado abajo. Sigue ahí, esperando lo que no se espera. Y congelando sus huesos de a poco, con agua que parece miel en su cuerpo. Agua fría que no pudo limpiar la sangre que llevaba desde días pegada en su piel y en sus manos.

11 comentarios:

Alejandro Tapia dijo...

Buen relato J. Lo único es que se me confunden los tiempos verbales. Al comienzo, cuando dices necesito agua, es demasiado urgente ¿Esto es un pensamiento, una cita o habla el narrador protagonista? Esto se vuelve a repetir en el resto del cuento. Espero que no tomes a mal mi comentario. Es sólo una duda.

mavri dijo...

está bueno..
si confunde a algunos lectores, mejor aún !!

saludos pésimos y pesimistas

V i l l a v i c e n c i o dijo...

Estimada Javiera: te invito a conocer y presentarle a tus congéneres el blog de nuestra Revista Descontexto (http://descontexto.blogspot.com), si es que llega a ser de tu agrado, claro está. Cariños y mucha suerte.

bufonazo dijo...

uuuuuuuuu... me gustó, aunque fuertonga la cosa...

mas el nombre mariana me encanta...!

Huachiminga dijo...

Me gustó este texto (:
Aunque también me gustan los más cercanos a mí (por lo menos).
Yo también quiero agua... esa agua que me satisfaga, me deje tranquila y placentera.
Quisiera sentirme un momento, tan sólo un momento plena y feliz.. pero difícil que suceda, cierto?
O quizás no tanto así..

Te adoro monga!

Alejandro Tapia dijo...

Gracias J. Ahora me queda todo claro. Sigue en la onda de los cuentos. Saludos. NS.

tallarin cervecero dijo...

Me gusto el texto pese a que..siendo sincero lo lei solo esta vez.me produjo la misma confusion que siento le causo a mas de ALGUIEN,PEROESO A LA LARGA NO ES PARA NADA MALO..ES SOLO UNA OPCION MAS.LO IMPRIMI Y LO LEO MEJOR,Y EN TODO CASO NO SOLO TOMO CERVEZA..EL AGUA ME ENCANTA Y LOS DIAS DE LLUVIA.
SALUDOS,

[El Gran Circo de Las SombraS] dijo...

que buen relato.....
compartía la angustia de Mariana.


a ratos me resultaba una asesina a sueldo, pero no cualquiera..una que sentia la necesidad de quitar la sangre que se seca en su piel......en fin



slaudos y suerte

Anónimo dijo...

como siempre he dicho, me gusta como escribes; pero no me gustó el escrito, quizás porque es triste y quiero estar alegre, quien sabe; la cosa es que la historia me parecío en exceso melómana. aunque linda, definitivamente, rescatando tu excelente manera de escribir.
take care :)

NataliaGC dijo...

que fuerte!"



besos niña!

AKS dijo...

o_O

De dónde sacas todo eso tú, niña, ah?

Intenso. Aunque con unos detallitos de tipeo que deberías revisar, porque como que desconcentran del relato q está bueno. Se puede imaginar uno a Mariana fácilmente.

Saludos, Frodinha.