Ese día rió como nunca. Lastima que no era verdad, pensó. Cerró los ojos y se concentró en sentir eso que no podía explicar. Sin embargo en su garganta seguía viviendo ese nudo y en sus ojos esas lágrimas le impedían pestañear. Su carcajada retumbó a través de kilómetros de lejanía y quedó ahí, flotando en el aire. Pero no podía olvidar ese olor, estaba pegado en su nariz y en sus labios.
1 comentario:
fumate otro
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