sábado

O

Ella había muerto y yo aún no podía creerlo. El teléfono que había sonado dos veces antes de darme la horrible noticia ahora se había quedado en un silencio mortal. Desearía que volviera a sonar. Que me diera la oportunidad de prepararme, de sentir que podría recibir la noticia con un poco más de dignidad y no en pijama y con el rostro apagado. Con los ojos un poco más abiertos, y con los oídos despejados. Pero ahora, la noticia había logrado despejarme la cabeza por completo y no al revés. Corre la voz, me dijo ella mientras me contaba lo sucedido. Corre la voz, pensé yo mientras aún no podía convencerme de lo que había pasado.

La Javiera siempre me había dicho que ella se iba a morir primero. Un día mientras conversábamos en el parque, me lo comentó con total aceptación. Que ella estaba esperando que pasará. Y yo le dije que no fuera tonta, que nadie sabía cuando se iba a morir. Que era muy joven y que era más fácil que las vacas volaran a que ella se fuera a morir tan chica. Y en esa época apenas teníamos catorce, y nos íbamos todos los días a ese lugar a conversar. A sentirnos demasiado miserables y a imaginar que nada podría ser peor. Teniendo muy claro que siempre, absolutamente siempre, podía haber algo peor. Y eso era justo ahora, cuando no podíamos tenernos mutuamente para soportar lo que creíamos era malo.

Y mi madre, asomada en la puerta no sabía que decirme. Y yo, sin lágrimas tal como a ella le gustaría, me había quedado sin palabras. Sólo con imágenes en mi mente, corriendo por mis venas todos los momentos que nos faltaron por vivir. Todos esos bailes que nos faltaron por bailar, y esas risas que quedaron inconclusas.

Pero ahora, como corría la voz. Cómo llamaba a todos, cómo me comunicaba con los que nunca conocí. Cómo digo algo que ni siquiera yo soy capaz de aceptar aún. Cómo cuento algo que jamás debió ser escrito. Cómo narro lo que nunca se debió crear. Y cómo, alguien que me diga cómo, digo una noticia tan terrible a quienes en este momento recién están comenzando a soñar.

Decidí levantarme, caminar. No correr la voz. Era algo que no podía hacer. Además, el tiempo en que debería hacerlo llegaría de todas formas. Mientras más me demoraba, menos real sería.

Horas después el momento había llegado. En el colegio, ya todos estaban enterados. Entrar a la sala había sido sin duda lo peor, todos en silencio mirándome y esperando que dijera algo. Siendo que en realidad, no había nada que decir. Que todo ya estaba dicho. No podía creer que ellas lloraran. Después de todo, en realidad de nada. Al final, las cosas habían pasado tal como ella lo decía. En grupo, se miraban conmovidas, esperando que yo levantara la voz. Y mis amigas impactadas. Ellas sentadas en circulo aún no podían creer lo sucedido. Los hombres del curso, mirándose incomodos no sabían que hacer. Excepto ellos. Si saben que deben hacer. No fingen y se mantienen tal como ella esperaba. Nosotros no queríamos sentirnos tristes. No deseábamos hacer algo que ella no habría querido. Pero de todas formas, nos era imposible mantenernos fuertes. Aunque ella, siempre en tono irónico, nos decía que de los fuertes era el reino de Díos, mientras reía.

El director llegó y nos dijo unas tantas palabras que sonaban lindas pero que al final nadie escucho. Y nos obligo a que nos arregláramos, que el uniforme debía estar perfecto. Que tuviéramos respeto, que nos mantuviéramos en silencio. Cómo si alguien se fuese a poner a hablar, o como que ella siempre se hubiese puesto bien la corbata. Pero aún así todos nos arreglamos. En un bus llegamos al lugar, todos juntos por primera vez, así como que realmente fuéramos un curso. Y ahí vi a gente a la que no quise llamar. Se habían puesto todos de acuerdo y estaban con las varitas en sus manos. Algunos corrieron hacía mi rápido, otros en silencio se mantuvieron apartados de mi curso. Otras personas, de las cuales siempre escuche, se mantenían alejadas de todo. Él no parecía acercarse a nadie, aunque sin duda reconocía algunas caras. No parecía interesarse por los demás, sólo miraba al centro y veía el ataúd con lágrimas en sus ojos. Todo habría sido muy distinto, debía pensar. Todo habría sido igual, pensé yo. Y no sabía como todo se había expandido tan rápido, cómo todos parecían habían llegado de este forma. Cómo era posible que las cosas hubieran terminado así. Como ese lápiz jamás debió comenzar a escribir, y cómo esta historía, ya había encontrado su final.

8 comentarios:

ToRReJa dijo...

.......
Agradece a mi nuevo vicio... ahora tienes un lector que hace tiempo se había retirado de estos lares...
Pero que ha vuelto para leer tus palabras...
Vuelvo a decirlo, me encanta como escribes...
Saludos...

Anónimo dijo...

Es una historia grandiosa. realmente rescatable por sobre muchas que alguna vez leí por blogs perdidos en mi mente que ahora son información basura encefálica.
sinceramente un aplauso y grandes felicitaciones, notó gran inspiración en estas letras.
besos y saludos!

le petite nuage dijo...

hola fro! ^^

es tan cercana esta historia
mas que todas las otras.
senti algo raro al leer...todo es tan real todo ha pasado y creo ser yo la de la banca!

como olvidar aquellas tardes de primavera. Aquella tarde en la que me dijiste que te acompañara a HC ese misma tarde donde comenzo algo...donde conocimos a todos ellos con sus varitas.

Me dio pena, pero es solo una historia, es ficcion. Pero es tan real, que me da miedo. Siempre me dices que vas a morir joven, que seras la primera, y no quiero!!! tampoco creo que sea asi, y espero nunca tener que hacer esa llamada, ni tampoco ver a todos en un lugar tan triste.

te quiero ñoña!
eres seca! siempre lo digo ...asi que recuerda el libro autografiado! (ahh y el helado xD)

besos =*

Huachiminga dijo...

Como que esta historia me suena mucho, pero la hilo como a 3 o 4 ideas, acontecimientos..
Oye monga... te quiero =)
u know it?
Ssiii..

Oye.. fue bkn la conversación del viernes.. como que yo me desquite mucho respecto a todo.. de cierta forma tú también.. de cierta forma siento, que ahora siento algo más del porqué de lo que pasa. Y en cierta forma tú también.

Te quiero monga... mi futura universitaria!

Camila dijo...

Si no hubiese leido los comentarios, habría jurado que fue real.
Aquella forma poco digna de recibir la muerte (a mí me ha pasado, o jugando Age of empires o viendo una mala comedia del Fox).
Me encantó.
Y sí, llovió y las sopaipas estaban muy ricas ^^.
Así que fue mejor.
Me encantó tu blog.
Saludos señorita.

Un Chico Nerd dijo...

tus relatos son reales... me gustan muchos.

uhhh me hizo recordar la muerte de mis dos abuelos este año :-(

Mi vida frente a la pantalla dijo...

No alcanse a leerlo en tero pero por lo que pude esta genialisomo...


mm... la muerte pa mi es un tema ultra brgido me da un pavor inmenso!
saluos que tes bn

Wákatela! dijo...

Muy buen blog. Excelente historia.

Me parece que es muy almático. Tienes muy buena manera de expresar tus ideas.

Felicitaciones y gracias por visitarnos.