Otro par de extraños

Suelo contarles sobre los personajes de mis historias. No se para que, si nunca se las muestro completa y cuando pongo un trozo, le tiro basura encima. Aún así y continuando con mi costumbre, les contare algo sobre dos personajes muy diferentes a los anteriores sobre los cuales les hablé entre aca o aca

Francisca es un nudo de miedos y de fracasos. Supongo que es una persona que solo teme porque ya es costumbre en ella. Asustarse de lo que puede o no puede hacer, de lo que puede o no puede pasar. Su terror de equivocarse y de errar solo radica en que sabe que tras eso, sufrirá más de lo normal. Porque el sufrimiento es algo inherente a ella. Algo que no controla y que incluso, cuando se libra de él, lo acerca de alguna otra forma. No puede dejar de sufrir, porque siente que algo le falta. No es ficticio ni algo que he creado, he conocido mucha gente que actúa de esa forma. Quizás hasta yo misma puedo tener un poco de eso. No es que no sea capaz de ser feliz, si no que tiene miedo de arriesgarse para lograrlo. Algo que a todos nos pasa, pero que en su caso se ha vuelto algo enfermizo. Su forma de actuar, confusa e inesperada, hace que los que estan cercana a su persona sufran incluso más que ella. No tiene capacidad de alejar los fantasmas que la rodean y al contrario, impregna con ellos a la gente que desea ayudarla a salir de su oscuridad. No logra mostrarse débil ni verdadera, por miedo a caerse y no ponerse de pie. Es capaz de demostrar cariño, pero también de fingirlo. Sus mentiras, más que intencionales son una real evidencia de el problema emocional que la agobia.

Javier en cambio, no es nadia más que alguien que se mete en líos sin quererlo. A quien le atrae todo lo que no sea sencillo. Lo que implique problemas y confusiones, siempre será adecuado para él. Quizás un poco inmaduro, a lo mejor mucho más soñador que Francisca. Cree que es capaz de contagiarla a ella con su sonrisa y en el intento, termina dejando esa alegría característica en él tirada en el suelo.

Él no es tampoco alguien normal. Tiene esa necesidad que algunos poseen que de creerse el salvador de alguien. De suponer que deben ayudar a otro y que incluso, son capaces de hacerlo. Hay veces en que nos damos cuenta cuando alguien ya no está mal por nuestra culpa o no somos capaces de darle la mano y ayudarlo a salir, porque esa persona no es capaz de sujetarse con fuerza a nosotros y al contrario, cree que es mejor separar sus dedos de los nuestros. Javier no puede entender que hay cosas que ya no dependen de él, y que en ves de ayudar se está perjudicando a si mismo.

¿Cual es la idea de contarles sobre una historia que aun no termino?
No me lo pregunten que ni siquiera lo sé. Supongo que es porque me ha dado tantas vueltas en la cabeza en final, que ahora no se como escribirlo, siendo que cuando la empecé ya lo tenía decidido. Es quizás porque le tome mucho cariño a la historia y no quiero terminar de sentirla como propia. Es algo que suele pasarme cuando escribo. No quiero concluir las cosas, porque siento que al poner un punto final, la estoy separando totalmente de mi.

En todo caso, creo que es porque no tengo nada de sueño y son las dos y media de la mañana. Llegue de donde la Nacha hace un rato y aun no me dan ganas de acostarme, no tengo ni frío y eso si que es raro, porque siempre que estoy frente al Pc las manos se me congelan.

No tengo nada más que contar ni que aportar a mi diario de vida/blog, que ya no lo es tanto.. Esperando que estén bien todos, me despido xD
Bye!

*La imagen no tiene nada que ver, pero me gustó tantooo.. Además, como el blog ahora es todo azuloso azulado azulón, se ve bonito.. creo o.o